Es triste tener que recibir malas noticias. Y peor cuando te dicen que no hay remedio. Por ejemplo: El mecánico te dice que el motor de tu auto está desvielado y te va a costar una fortuna repararla…y no tienes el dinero. El director de la escuela te llama para decirte que tu hijo no logró pasar los exámenes y tendrá que repetir el año. Cuando uno escucha estas malas noticias, uno se pregunta: ¿cómo llegué a esta situación en mi vida? ¿por dónde me equivoqué? ¿qué paso?
Cuando ya no hay remedio
Domingo, 23 Octubre 2016
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Pbro. Kenton Wood